lunes, 16 de noviembre de 2009

CLARO...OSCURO

Observo el campo de batalla… a lo lejos, el castillo anhelado de un reino inmaterial carcome mi deseo… se acrecienta en mi, una angustia eterna que se repite, se repite, se repite, una y otra vez desde la eternidad trágica de mi esencia…me pregunto, situada en la atemporalidad de nuestras vidas, ¿te veré en el último ocaso o en el último amanecer, cuando el destino marcado decida apagar tu luz o mi vida?… da igual, conozco de antemano el fin…muerte…una muerte que se altera en cada nueva vida por la voluntad de dioses implacables que desconocen el amor que se ha dado en cada nuevo despertar… nuestro destino está sellado, soy la reina de un reino de hastío y soledad, tu el soberano de mi alma, mi mente y mi cuerpo… aunque te desee, está entre los dos una marcada brecha que solo nos permite contemplarnos silenciosamente, siempre a la misma distancia…
Mi visión se nubla, el mismo decorado y la misma absurda ilusión, pretender un empate o la caida de mi reino por un amor…la batalla inicia… mis tropas pausadamente se lanzan frente al enemigo… aquellos que nacieron para sacrificar sus vidas, encabezan la batalla…avanzan tímidamente con el miedo en los ojos esperando el encuentro aniquilador… en el centro del campo, los primeros combates… de bando y bando los cuerpos destrozados caen inertes… el paisaje en blanco y negro se torna ahora rojizo por la acción inevitable de la batalla… sólo me queda soportar y rogar al cielo que tu vida o mi vida caiga en manos de aquel a quien amamos…en mi ruego, pido morir por tu espada, que nuestras miradas se entrelacen en el instante eterno de un nuevo adiós… o… ser la causante de tu caída, que sea a mí a quien entregues tu vida… sé que entre los dos, se ha creado por derecho el morir por amor…
Ahora, te veo a lo lejos, parado inmóvil, inquieto, aturdido, esperando que la causalidad te obligue a pelear… si bien, tu piel es oscura, te enrojeces de rabia, de impotencia, porque aunque no puedas decírmelo, sé que me amas… sólo espero mi momento… una tristeza incómoda se va apoderando de mi…acallo mi llanto… el destino me arroja velozmente hacia el enemigo… pienso sólo en ti, en este amor prohibido que nació desde la antípoda esencia que nos recubre, desde la perfección de los opuesto que se encuentran para formar un solo ser…
Sigo avanzando en busca de mi amor… a mi paso son abatidos por mi espada aquellos que también te aman, te veneran, te protegen… ven en ti su fin, su estar y perecer… yo por el contrario veo en ti mi todo, aquel a quien anhelo… aquel que me alienta en este espacio sin tiempo… aquel que con su amor, me ha permitido soportar por siglos reencarnar mi papel en este teatro…
Batallo aguerridamente, guiada por las manos de un dios que desconozco… inspiro sin voluntad a mis tropas hacia su victoria… me dejo llevar hacia mi deceso…sigo avanzando…cada vez estas más cerca… dos jinetes me acompañan, abren el paso, me protegen, saltan de un lado a otro intentando acorralarte, tus caballeros en vano te resguardan... pero el destino esta trazado…el último de tus protectores ha caído…te refugias en una esquina… y yo en un segundo estoy ante ti… te miro fijamente…sonríes… y como un momento ritualizado esperamos las palabras que den un nuevo fin a nuestro atormentado amor…

…jaque mate…

DI-SONANTE

La bella melodía…
Notas al aire que se ahogan en licor,
Palpita disonante el caótico sentir,
La bella melodía…
Destruir el mundo,
Aniquilar la esperanza,
Sucumbir ante el deseo.
La bella melodía…
El aroma que se vierte,
El aroma que se pierde,
En la hondez de nuestra mente.
La bella melodía…
Las miradas se entretejen,
Bajo una luz mortecina,
Las caricias distantes,
En un espacio inexistente.
La bella melodía…
La fugacidad del camino,
Reducir los momentos
A la innombrabilidad…

No somos,
El doblez perfecto …
Somos cada estría de una bola de papel…