sábado, 9 de mayo de 2009

I

De lo etílico,
se desborda el aroma no hallado…
Lo sublime de un momento nunca esperado,
abre el paso en lo infranqueable de una vía triste…
Arrojo mis cenizas al viento
esperando que vuelen al encuentro
de otro nuevo día…
Apago la llama que creí extinguida…
Susurro buscando en la nada,
el silencio engendrado
en una mirada que se pierde
en el dolor de otro tiempo…
Me arrojo enceguecido por el pasado,
que aquilata la deuda en la traición,
treinta monedas de plata,
una vida,
del ensueño la melancolía,
y el olvido pasajero…
No soy yo,
es la savia que me arrulla;
es encontrar en la crueldad,
el pasaje perdido
al más misterioso cuadro,
naturaleza virgen
gobierno de Artemisa …
De ella la cazadora,
su mirada el arco
que clava su mudez
en lo visceral del ayer…
Es de sus labios la embriaguez,
que traza el limbo
de la esperanza
en su mudes…

1 comentario:

Marinel dijo...

Muy intensos versos que se izan en favor de un viento que aleja físicamente,pero acerca al dolor...
Cada palabra se sufre.
Poetizando se puede sentir rezumar la nostalgia...
Besos.