martes, 12 de mayo de 2009

III

El silencio.
La nada.
Rastros de huellas que han pasado… no han quedado.
La mente se dispersa,
Recorriendo cada rincón, cada olor, cada mirada.
Pero están allí y gobiernan mi espíritu
Como gotas que caen, caen sin parar;
¿Y en el fondo? Solo ellas lo sabrán.
Me desvanezco,
Viajando por los ríos que inundan mi recuerdo,
Y solo encuentro vacío.
Caigo, sumergiéndome sin contemplar las cosas bellas,
Solo el dolor me marca
Dejando rastros de un placer dulce y algo grosero que me invade.
Eso es vivir,
Es la formula ya aprendida,
Olvidad al segundo y recordad en el ocaso.
¿Como desprenderse,
Sino lo haz tenido o porque no decir, sentido?

No hay comentarios.: